Tuesday, October 11, 2011

San Antonio, la película : Los rostros de la cárcel






En la apertura del documental San Antonio del debutante Álvaro Olmos, se plantea una reflexión sobre el documental mismo, y es quién mira a quién. Desde el encuadre de Ramón, uno de los reos que guiará su estadía y posterior salida del penal de San Antonio se sitúa la mirada de quien se filma ante un espejo, dejando entrever que la mirada goza de cierta autonomía y distancia respecto del realizador.

En este gesto especular, al cual Olmos renunciará a medida que el filme se desarrolle, la mirada va mutando, desde quien se reconoce como sujeto enunciador, dueño de su historia y su voz, hasta su posibilidad de reconfigurar, desde su mirada, su condición de reo.

San Antonio, como lugar, según el epígrafe del filme, es la cárcel más pequeña de Bolivia, construida para albergar a 80 personas, aunque, a la fecha, habitan en ella más de 300 personas, entre reclusos, sus parejas e hijos. Es una pequeña ciudad, donde se reproducen las prácticas sociales de la exterioridad: bienes raíces, intercambio de bienes y servicios, jerarquías sociales establecidas a partir de la acumulación de poder entre otros elementos. En este panorama sobresalen, para Olmos, tres internos: Ramón, argentino, víctima de la pobreza, a quien el narco tentó por 500 dólares para llevar píldoras de cocaína en su cuerpo; Sergio Arce o “Lucifer”, miembro de la Mara Salva trucha, que, tras un sonado homicidio doble en Cochabamba, radica San Antonio apelando su veredicto; y Gery, víctima del sistema judicial boliviano, que se encuentra a la espera de una sentencia por el hurto de un celular.

Con estos tres personajes Olmos construirá San Antonio, desde la sensibilidad de sus habitantes: Ramón que espera salir para retornar a casa en Buenos Aires, Sergio Arce, vislumbrando su futuro como gangster y Gery, que busca cómo sobrevivir al interior de la cárcel. Este ejercicio compositivo permite al espectador esbozar diferentes facetas y rostros de la cárcel y del sistema jurídico que le sostiene.

Lo llamativo de San Antonio es la diferencia sobre el género, aquel que hizo de la cárcel y sus afectados el fundamento para pensar la libertad. En San Antonio parece no existir una nostalgia de libertad ni una intención didáctica de explicar el sistema jurídico ni mucho menos indagar sobre las causas estructurales de la estadía de los personajes en este lugar, sino el de ensayar, a modo de reportaje, una cartografía de tres reclusos. Uno encuentra la redención en el amor a la familia distante, el otro aspira a sobrevivir en la cárcel y el tercero espera acumular en la cárcel respeto. (SZ)