El director Nelson Serrano luego de sufrir una fuerte posesión diabólica es internado en una clínica psiquiátrica donde curiosamente se encuentra con el desaparecido comediante Raúl Mamani quien también sigue un tratamiento para volver a la normalidad. Ellos interactúan de una forma graciosa con los otros locos, pero a la misma vez van matando a cuanta persona se les cruza por el camino desatando una matanza sangrienta.
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